Silencio,
Un ave vuela,
sobre encrespadas olas,
y el viento besa su cara...
En su vientre,
lleva tesoros infinitos,
mas no riqueza,
pues allí no hallarás lo tangible!
Y reposa en la playa,
besando suavemente el mar,
brilla infinita,
perenne e indefensa...
Y en sus ojos,
Cristalinos y mágicos,
Puedes ver el sol,
que acalla lo escondido...
Como tus níveos brazos,
como tus ojos mágicos,
como tus besos brillantes,
y tus tesoros recónditos...
No hay nada que se iguale,
a tus besos amor mio!
Ricardo Ochoa
(Julio 2 de 2004, En el colectivo del tunal a la Boyacá con Calle 13 a las 5:30 am)
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